¿Sabes qué creo?

Que nunca nos tocamos los unos a los otros lo suficiente. Hay personas que, sólo al morir, se darán cuenta de que no han besado ni han sido besadas las veces que les correspondían; de que no se han enternecido, ni emocionado, ni llorado con otros, ni reposado en otra boca, ni dado la razón por gusto, ni dicho unas palabras dulces y aromáticas, ni arrullado igual que un palomo las veces que debieran... Porque, mira, eso es ser de verdad humano. Y lo más doloroso es advertirlo cuando ya es tarde y no hay remedio; cuando hemos echado de nuestro alrededor los ojos, los labios, el cariño, las manos, los compinches que habríamos tenido que atender.

La regla de tres

Antonio Gala

sábado, 29 de junio de 2013

A Concha Ibáñez


Desde un diminuto rincón
de la habitación se esparce una ligera inquietud 
una ligera agonía. 
Abres las ventanas y el ambiente es ruidoso
 y tu alma apenas recobra su tranquilidad. 
A lo lejos, un suspiro apagado y persistente. 
Tu pecho late con fuerza mientras 
una silueta pequeña y recortada 
atraviesa la callejuela estrecha y triste.
Existen momentos...
en que los sonidos convergen en las miradas 
sientes la aproximación al centro del universo 
y el espíritu se alza sobre las estrellas.
Pero... 
Sobre el alféizar a Anaïs Nin retienes 
protegiéndola con tus minúsculas manos.
Comienza a llover...
Intelecto en el abatido y estrecho atajo 
el suspiro reproduce su eco con almibarada ironía.
©Alejandro Arce

©Pintura Binaria: Filamentos (Colección)

©Pintura Binaria: Colección "Flamentos" 20 piezas. (13,8 x 11,8)
Compact Art Galería
©Alejandro Arce